Propósito
Este proyecto y mi reto personal, persigue tres objetivos. El primero es expresar mi gratitud y reconocimiento hacia quienes me acompañaron durante una profunda depresión que comenzó en el verano de 2008 y se extendió por un par de años. El segundo, más aspiracional, es crear una corriente de conciencia sobre la importancia de reconocernos mutuamente en los valores que nos marcan el camino de cómo queremos ser tratados. Y el tercero, aportar mi granito de arena, inspirando a aquellos que están en el proceso de superar una depresión.
La depresión no aparece de repente; necesita condiciones previas. En mi caso, como deportista profesional recién retirado y sin una planificación clara para el futuro, el riesgo de caer en depresión era alto. Mi identidad estaba profundamente ligada al deporte, y perderla de manera repentina me sumió en una profunda desesperanza.
Con la retirada, también perdí el sentido de pertenencia y los lazos fraternales del vestuario, lo que debilitó mi estabilidad emocional y agravó la crisis.
Mi identidad como deportista, el fuerte sentido de pertenencia y la incertidumbre sobre el futuro fueron factores clave en mi crisis existencial, pero no los únicos. Como muchos otros deportistas, vivía bajo una alta autoexigencia, un carácter obsesivo, emociones extremas y una vida nómada, todos factores que intensifican el riesgo de depresión. La depresión es sentirse inexistente, perder la dignidad y el respeto por uno mismo, y esa percepción distorsionada es lo que abre las puertas al infierno.
Me siento profundamente orgulloso y agradecido de haber superado esa difícil etapa. No fue tarea fácil; requirió una gran dosis de coraje por mi parte y el apoyo incondicional de mis seres queridos, especialmente mi esposa, mi psicólogo y mi psiquiatra. Ellos me cuidaron y, lo más importante, me ayudaron a aprender a cuidarme. Este es el verdadero propósito de una buena terapia.
La palabra «terapia» proviene del griego therapeia, que significa tratamiento. Se forma del verbo therapeuein, que significa cuidar o atender, derivado de therapon, que se refiere al escudero, el que ayuda al guerrero. El sufijo -eia, y su variante -ia, indican cualidad.
«Superar la depresión requiere desarrollar la cualidad de cuidarse a uno mismo, permitiendo que profesionales y seres queridos se conviertan en los mejores escuderos de un guerrero que busca la paz.»
Cuidarse a uno mismo es amarse, y esto no depende de lo que se obtiene en la vida ni de lo que se hace, sino de lo que uno es. Llegar a ser no es un fin en sí mismo, sino un camino que transitamos a diario.
Los 9 valores me recuerdan ese camino; incluso el orden tiene sentido. El primero, la humildad, asegura que no me eleve demasiado en tiempos de triunfo, y el último, la confianza o fe, me da esperanza de que, si alguna vez vuelvo al infierno de la depresión, encontraré nuevamente la salida.